Los sujetos, o mejor dicho nosotros los humanos, que consumimos cosas y placeres, inventamos desde hace miles de miles de años un sistema de pago por lo que uno quiere o desea.
“Eso es lo que quiero, ¿cuanto cuesta?, eso es lo que no quiero, ¿cuanto cuesta?” Es la frase de moda de los nuevos tiempos actuales que vivimos.
Sin ser una crítica a algún sistema de determinado tipo ya que al igual que Uds estoy metido en este mundo lleno de máscaras que encarnan lo bueno como lo feo también, quedarán pocos placeres gratis para la humanidad por lo que veo y no en los diarios del mundo virtual e impresos de la TV.
Ver y estar con tu novia, caminar e ir a cenar con ella, mirar el universo, cagar, leer, correr, saltar, reír, respirar, nacer, morir, escuchar como hablar son cosas que probablemente pronto se tendrán que pagar para que se realicen si uno quiere o no, aunque sé que algunas ya se hacen. Esta palabra tan amigable y extraña para muchos, Gratis, es factible que desaparezca de las
fonaciones de nuestras lenguas y ya no se pueda decir o utilizar en tiempos futuros, pero si recordar.
Apocalipsis dirán algunos. No lo creo, pero sí una nueva especie de humanos.
Lo podemos escuchar por el mundo y pensarlo dos veces: tu y yo en el paraíso, un nuevo día como un nuevo amor e iremos recargados con el entorno de red de fondo.
Sin ir muy lejos por las guerrillas de las escrituras del amor, puedo dejar de verte para sentirme bien una noche mas. Aunque estés todavía en mi cabeza puedo comprar un sueño para despertar de la pesadilla.
Esto antes, amigos, en tiempos de gloria y honor era gratis.
Ahorita si quieres ser feliz y dejar de pensar en ella se tiene que pagar. Tengo que pagar.
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